Dios está obrando en silencio a nuestro favor

Dios siempre está obrando

Dios siempre está obrando.

En Éxodo 14:25, leemos cómo Dios intervino en la huida de los israelitas de Egipto:

Además, Dios torció las ruedas de sus carros de guerra, de modo que no podían avanzar. Entonces los egipcios gritaron: «¡Huyamos de los israelitas, pues su Dios está peleando contra nosotros!

Este versículo nos recuerda una verdad profunda: Dios a menudo obra de manera silenciosa, realizando acciones invisibles que desencadenan resultados estruendosos a nuestro favor.

En nuestra humanidad limitada, podemos sentir que Dios no está presente en medio de nuestras adversidades, pero la realidad es que Él está trabajando constantemente, incluso cuando no lo vemos.

Así como Dios torció las ruedas de los carros de los egipcios, desestabilizando a sus enemigos en el momento preciso, también interviene en nuestras vidas, desarmando los planes que se levantan en nuestra contra. Su mano poderosa actúa de maneras que a menudo no percibimos, pero cuyos efectos se manifiestan de manera clara y poderosa.

Piensa en las veces que has enfrentado desafíos y dificultades. Tal vez has sentido que estás solo, que Dios no está escuchando tus oraciones, que la adversidad está ganando. Pero recuerda que, como los israelitas en su desesperación, Dios está “torciendo las ruedas de nuestros enemigos” en silencio, preparando el camino para nuestra liberación y victoria.

Dios pelea por nosotros, incluso cuando nos sentimos más vulnerables. Su amor y cuidado están presentes en cada momento, actuando a nuestro favor. No necesitamos ver cada movimiento para saber que Él está allí, trabajando silenciosamente, guiándonos hacia el propósito que tiene para nosotros.

En esos momentos de incertidumbre, cuando parece que no hay esperanza, recuerda que Dios está en control. Puede que no veamos el proceso, pero veremos los resultados. Cada acción silenciosa de Dios tiene el poder de transformar nuestras circunstancias y llevarnos a la victoria.

Confía en Su obra silenciosa, sabiendo que, aunque no siempre veas Su mano, Él está desarmando a tus enemigos y preparando el terreno para tu bendición y prosperidad.

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