Mano escribiendo no me rindo
Ante nada en la vida hay que rendirse

No me rindo

Yo soy de esas personas que no se rinden, aunque todo a su alrededor, o en su interior, se derrumbe.


No me rindo, no porque presuma una fortaleza interior superior a la de nadie más, ni porque sea más sabia, más inteligente o porque necesite dejar un ejemplo que seguir.


No me rindo, básicamente, porque tengo a Alguien que me ha levantado de las situaciones más críticas de las que pensé que no iba a recuperarme.


Juntos hemos atravesado el valle de la tristeza, del desamor, de la enfermedad, del rechazo, de la traición, de la necesidad, de la pérdida y de la muerte misma, para tomar un respiro al terminar la caminata, recobrar las fuerzas y continuar, porque mi destino todavía no ha llegado a su final.


Ese Alguien, me ha sostenido de la mano y me ha hecho entender que aunque pueda soltarme el mundo entero, Él jamás lo hará, porque me amó desde siempre y hasta siempre lo hará.


Es quien responde mis oraciones, incluso cuando no puedo pronunciarlas y es mi corazón quien lo llama en silencio.
No me rindo porque Dios es quien me da el aliento que necesito para continuar cuando yo ya no puedo o no quiero.

Es por Él, es por su amor con que me invade que siento que no debo rendirme, porque un día todo lo difícil pasará y juntos vamos a reírnos recordando las anécdotas de esta pasajera vida, porque entonces, la plenitud de su compañía eterna, habrá valido el esfuerzo de no rendirme.

Un abrazo de fortaleza para todos aquellos que han pensado rendirse.

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