Preparados, listos… ¡ya!… También es válido para la carrera de la vida.
Desde niños aprendimos a estar alerta al escuchar esta expresión, ya que indicaba que habríamos de realizar de inmediato, una acción que no podía postergarse.
La asociamos con una forma de conteo regresivo antes de ejecutar una actividad.
Es posible que al disponernos a realizar cambios en nuestra vida, sea en nuestra dieta alimentaria, en nuestros pensamientos, comportamiento o hábitos nos quedemos anunciando la largada.
Quizás al iniciar nuevos negocios, planes, amistades, o cualquier otra cosa, pueda suceder que algunos nos quedemos detenidos en «preparados», otros en «listos» y el «ya» no llegue nunca o lo posterguemos cada día para el siguiente.
Todo cambio requiere de esfuerzo, de salir de nuestra zona de confort y de una gran dosis de determinación. No existe ningún cambio que se produzca solo.
Millones de sueños sin cumplir, se van a la tumba con los soñadores porque ese impulso que se requería para llevarlos a la realidad, se diluyó en el pensamiento negativo y en la procrastinación.
«Si sigues haciendo lo mismo no esperes resultados diferentes», dijo Einstein, y yo podría agregar: «Nada sucede por inercia, hasta el olvido, requiere de una acción».
Nunca es demasiado tarde para dar el primer paso hacia el cambio, así sintamos temor, así no sepamos el resultado final.
Terminaremos dándonos cuenta que nos arrepentimos más de no intentar, que de hacerlo.